¿Qué pasa cuando hacemos lo mismo todos los días? Cuando algo se vuelve rutinario se pierde el placer y el gusto por hacerlo. Uno se recibe, empieza su vida, la transita con mucho placer y disgustos también (lo natural es inevitable). Uno va perdiendo el gusto a las cosas, las ganas, una vez que se hizo rutinario dejó de ser eso que tanto nos gustaba. Entonces, no hay que dejar que la rutina cambie nuestros valores y creencias. Si creemos que esto es lo mejor, lo es.
Entonces… la clave está en no dejar de hacerlo con gusto, en recordar que estamos acá haciendo esto, en este lugar y con esta gente, porque lo buscamos y lo quisimos. Porque ya todos sabemos que la vida funciona mucho mejor si hacemos las cosas con ganas y orgullo, y no por obligación y pensando solamente en la amortización. Cuando las cosas se hacen, hay que hacerlas con disfrute.
El incentivo para hacer las cosas debería ser propio, pero muchas veces eso no aparece y necesitamos de un tercero, de algo, de alguien, un factor que venga de afuera para lograr un avance.
Si uno te pide que vayas a buscar “x” cosa, quizás no vas, porque no es obligatorio y estás cansado… pero si te dicen que vayas a buscar “x” cosa y allá te esta esperando algo para vos, seguramente vayas.
Si tenés a esa persona, cosa o marciano que te da el empujón cuidalo. Tu rutina puede necesitarlo.
martes, 19 de mayo de 2009
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